Con la primavera despierta el sol, se elevan las temperaturas tras el bostezo del invierno y cambiamos la hora, para poner a la luz en ventaja. Pero también se acentúan las alergias, y lo hacen en torno al 30% de la población española. Son cerca de 14 millones las personas que sufren este problema.
Tras haber conocido con anterioridad los síntomas de la alergia, en estas líneas abordaremos todo lo relacionado con las pruebas y el diagnóstico.
¿Qué son las pruebas de la alergia o prick test?
El prick test es el método más común para conocer si el paciente tiene alguna alergia. Se trata de una prueba realizada sobre la piel, donde se aplican pequeñas cantidades de alérgenos con el fin de descubrir si se genera algún tipo de reacción. En caso afirmativo, se identifica cual de las sustancias aplicadas ha desencadenado dicha reacción concluyendo que la persona es alérgico a la misma.
Este tipo de prueba es la más apropiada por su seguridad y fiabilidad, ya que además el nivel de la reacción no solo permite descubrir el motivo de la alergia, sino también la importancia de esta.
Pero cabe recordar que, aunque menos utilizadas, existen otras formas de diagnóstico. Es el caso del análisis de sangre o también, la prueba del parche, útil para identificar la alergia a materiales y productos, como metales y maquillajes. Y por último, las pruebas de provocación, que administran el alérgeno vía bronquial – en el caso del asma – nasal, oral o parental.
Pero en esta ocasión nos vamos a centrar en el primer sistema citado y el más utilizado, el prick test.
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¿Por qué hacerse las pruebas?
Más tarde veremos cómo las pruebas de la alergia o prick test son muy rápidas y fáciles de hacer, pero ahora vamos a conocer otros motivos para hacérsela, más allá de los propios síntomas.
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Puedes ser alérgico y no saberlo: como contábamos al principio de este artículo, 3 de cada 10 personas tienen alguna alergia, un elevado porcentaje que debe concienciarnos. Es clave no dejar al azar el descubrir por nosotros mismos que lo somos cuando experimentemos una reacción. Prevé antes de sufrirlo.
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No necesariamente va ligado a antecedentes familiares: existen numerosos casos de niños con alergias cuyos padres no padecen ninguna. Igualmente cierto es que es más probable que lo sea quien cuente con antecedentes familiares.
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Descarta la alergia: porque los síntomas que padeces no necesariamente tienen que significar una alergia, la prueba te permitirá descartar con total seguridad esta hipótesis
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La alergia no entiende de edades: no basta con realizarse la prueba una sola vez. Es conveniente someterse a ella con regularidad pues los síntomas son irregulares, pueden desaparecer como agravarse.
Preparación para el prick test
Si es la primera vez que te vas a someter a las pruebas lo primero que debes saber es que se trata de un proceso muy sencillo, para el cual ni siquiera es necesario acudir acompañado, excepto en el caso de los menores.
La duración del prick test es de apenas 15 minutos y no requiere el ingreso del paciente, a no ser que se produzca un caso de reacción muy grave, lo cual es poco probable teniendo en cuenta que los alérgenos se aplican en dosis leves y controladas.
Por otro lado, no se necesita tomar ningún medicamento previo y es importante evitar antihistamínicos o corticoides que puedan ocultar las reacciones o alterar los resultados. En cuanto a la comida, por lo general no es necesario acudir en ayunas.
Se recomienda llevar ropa que permita descubrir con facilidad brazos y espalda, las zonas más comunes donde se aplican los alérgenos. Y por último, se debe evitar realizar la prueba durante el embarazo.
¿Cómo se realiza la prueba de la alergia?
La prueba se realiza o bien en la cara interna del antebrazo o en la espalda y el alergólogo seguirá el siguiente patrón:
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1. Limpiar la zona elegida con alcohol.
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2. Con un rotulador se dibujan una serie de puntos. Cada uno de ellos representa el lugar donde se aplicarán los diferentes tipos de alérgenos.
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3. Se suministra junto a los puntos dibujados una gota de cada alérgeno. Cada gota supone una sustancia de la que se sospecha que el paciente puede ser alérgico.
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4. Una vez aplicada las gotas, con una pequeña lanceta se pincha sobre ellas levemente – sin llegar a sangrar - con el fin de levantar la piel para que se introduzca la fracción del alérgeno.
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5. Transcurridos unos minutos, el especialista valorará la reacción derivada de la aplicación de cada uno de los alérgenos. En función de las ronchas o pequeños bultitos que se hayan podido producir se determinará si el paciente tiene alguna alergia.