Ante aquellas situaciones o estímulos que generan intranquilidad o estrés, el organismo puede responder de múltiples maneras, tanto a nivel físico como mental. En este contexto, y dependiendo de la intensidad de la problemática, tu personalidad y capacidad para gestionar circunstancias difíciles, puedes llegar a experimentar lo que se conoce como ataques de pánico.
Los ataques de pánico o crisis de angustia hacen referencia a una reacción que no se ajusta de manera adecuada al estímulo que la provoca, dando lugar a una sensación de pérdida de control.
Analizar de forma pormenorizada la aparición de esta sintomatología es crucial para que esta respuesta irracional de tu organismo no se convierta en una tendencia psicosomática.
A continuación, te contamos qué son los ataques de pánico, cómo identificarlos, cuáles pueden ser sus posibles detonantes y las estrategias que puedes aplicar en el momento en el que estos aparezcan.
¿Qué son los ataques de pánico?
Tal y como hemos comentado anteriormente, podemos definir los ataques de pánico como episodios intensos y repentinos de miedo. Generalmente responden a un estímulo externo o cúmulo de circunstancias imprevistas.
Lo habitual es que los ataques de pánico duren hasta 20 minutos, aunque esto depende de cada persona. Pero, es muy importante prestar atención a los posibles detonantes que generan su aparición para detectarlos y afrontarlos de una manera acertada. En caso contrario, pueden volverse recurrentes y derivar en un trastorno de pánico o de ansiedad generalizada.
Principales síntomas en la aparición de ataques de pánico
Los síntomas que te permiten diferenciar un ataque de pánico respecto a un problema de ansiedad o estrés pueden variar de una persona a otra. En caso de no identificar el detonante, es posible que esta sintomatología sea cambiante en el tiempo e incluso, aumentar su intensidad. Estos son los principales indicativos de un ataque de pánico:
- Taquicardias.
- Sensación de opresión en el pecho.
- Escalofríos o sofocos.
- Náuseas.
- Bolo histérico (opresión en la garganta).
- Despersonalización.
- Miedo a perder el control.
- Hormigueo en extremidades o cara.
Todos estos síntomas derivan del alto grado de somatización que provocan los ataques de pánico. De hecho, es frecuente que tu miedo a sufrir un nuevo episodio en el futuro se incremente, provocando una mayor predisposición a que esto ocurra.
Causas, ¿qué puede provocar su aparición?
Identificar las causas de los ataques de pánico no es fácil. Es por esto por lo que siempre se debe solicitar la ayuda de un profesional que permita vislumbrar mejor qué es lo que puede estar desencadenando estos episodios. Algunos de los motivos pueden ser los siguientes:
- Cambios importantes en la vida: como puede ser una separación o divorcio, el nacimiento de un bebé o perder un empleo.
- Un suceso traumático: por ejemplo, la muerte de un ser querido que haya sido de manera repentina e inesperada.
- Un alto nivel de estrés: ya sea porque te encuentras en una situación difícil en el trabajo o porque tienes muchas responsabilidades en el día a día.
Y por último, están los antecedentes familiares, los cuales también pueden ser un detonante de este tipo de patología
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Qué hacer ante un ataque de pánico
Cuando sufres un ataque de pánico, lo primero que puedes hacer es ir a un lugar que consideres seguro. Puede ser una habitación vacía, el cuarto de baño o incluso un espacio abierto en la naturaleza. Además, también te puede ayudar llamar a alguien de confianza.
Asimismo, concentrarte en la respiración puede hacer que toda tu atención deje de estar en que te puede ocurrir algo malo o que vas a perder el control. Por consiguiente, meditar con regularidad puede ser una ayuda para prevenir los ataques de pánico y un recurso para cuando aparecen.
Pero además de todo lo anterior, no debes olvidar la importancia de recibir atención psicológica, lo cual será crucial para poder identificar las causas de los ataques de pánico y saber cómo gestionarlos cuando aparezcan. Y es que los ataques de ansiedad y la somatización con la que se presentan, pueden afectar a tu salud en todos los niveles.
En este sentido, y de manera resumida, señalar que con los Seguros de Salud de Caser tienes acceso rápido a atención médica, incluso por llamada y videollamada, para que un especialista pueda ayudarte de forma ágil y sin largas listas de espera.
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Nota: El contenido de este artículo es meramente orientativo. En caso de presentar cualquier problema de salud, acuda a un centro sanitario. Toda sintomatología, diagnóstico o tratamiento debe ser valorado o prescrito por un especialista médico.