Aunque comúnmente se conoce como “alergia al sol”, en realidad, el término correcto es “erupción polimórfica lumínica”, y consiste en una reacción provocada por la exposición al sol, con una sintomatología que afecta principalmente a la piel. Sin embargo, no todas las personas reaccionan igual.
Como contexto, es importante señalar que a pesar de que se suele relacionar esta sensibilidad al sol con momentos de playa o piscina —por ser cuando pasamos más tiempo tumbados y expuestos a los rayos ultravioleta—, lo cierto es que esta alergia puede aparecer desde primavera, cuando los grados empiezan a elevar la temperatura. Y es que lo habitual es que esta erupción se inicie cuando algunas partes del cuerpo, como los brazos, se exponen al aire libre.
La alergia al sol es, por tanto, una reacción cutánea que se manifiesta en aquellas partes de la piel en las que inciden los rayos ultravioleta. En algunas personas tarda horas en aparecer, mientras que en otras tan solo pasan minutos para que el cuello, torso, brazos o piernas evidencien la sintomatología.
Como mencionamos al principio, los síntomas de la alergia al sol pueden variar de una persona a otra. No obstante, todas suelen presentar una erupción cutánea que se manifiesta con ligeras diferencias. Y es que la gravedad de la sintomatología dependerá de la sensibilidad de la persona a esta alergia. Por eso, el diagnóstico siempre debe ser individualizado. En términos generales, estos son los síntomas más habituales:
La mejor forma de evitar la alergia al sol es la prevención. Por eso, los expertos en dermatología siempre recomiendan el uso de protectores solares con un factor alto, 50 SPF, gorros y gafas de sol. Igualmente, también aconsejan no exponerse al sol en las horas más comprometidas del día —entre las 12:00 y las 16:00—. Pero, si la erupción ya ha aparecido, ¿cuáles son las formas de tratarla?
En la actualidad, todavía no se sabe cuál es la causa exacta por la que aparece esta erupción. A veces, se cree que influye una exposición indebida al sol que haya provocado quemaduras en más de una ocasión. No obstante, también puede estar vinculada con una reacción del sistema inmunitario o a que se tomen ciertos fármacos.
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La mejor forma de prevenir la alergia al sol es evitar la exposición indebida. En ocasiones, por buscar un bronceado rápido de la piel, se cometen errores: pasar demasiadas horas tomando el sol, no utilizar una crema solar con un factor de protección alto o exponerse en las horas en las que los rayos ultravioleta inciden con mayor fuerza. Todo esto acaba provocando lesiones en la piel.
De hecho, los dermatólogos suelen recomendar irse habituando a la exposición progresivamente, cuando empiece la primavera. Empezar tomando el sol 5 minutos una semana y a la siguiente aumentar a 10, prevendrá este tipo de reacción cutánea. Además, de que ayudará a obtener un mejor bronceado, ya que se evitarán quemaduras innecesarias.
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Nota: El contenido de este artículo es meramente orientativo. En caso de presentar cualquier problema de salud, acuda a un centro sanitario. Toda sintomatología, diagnóstico o tratamiento debe ser valorado o prescrito por un especialista médico.
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