Yo lo definiría con una palabra: decisivo. Por una parte, veníamos de un año 2012 extremadamente complejo, a partir del cual tuvimos que afrontar una situación atípica en la trayectoria de Caser, que hizo necesario reestructurar el negocio y sanear el balance de forma extraordinaria, fundamentalmente por el deterioro de las inversiones vinculadas a los acuerdos de distribución con algunas entidades financieras. Estas medidas han sido adoptadas en el momento preciso y tras un diagnóstico de la situación que se ha revelado acertado, al considerar controlado el alcance de los impactos a los que nos enfrentábamos. Todo ello nos ha permitido superar con éxito dicha situación y afrontar 2013 con unas cuentas solventes y la estabilidad financiera adecuada.
Estoy convencido de que Caser ha salido reforzada de estas circunstancias, no sólo a nivel corporativo, sino en lo concerniente a los profesionales que formamos parte de la Entidad, lo que ha hecho que encaremos los retos planteados en 2013 con extraordinario vigor. Aunque no cabe duda de que todavía desarrollamos nuestra actividad en un contexto de grave crisis económica, pienso que ya estamos asistiendo a la fase final de una reestructuración sin precedentes del sistema financiero nacional, al que nuestros accionistas no han sido ajenos, lo que, en sentido positivo, nos ha permitido conocer -por fin- el escenario resultante del proceso.
Todo ello implicó la toma de decisiones, algunas difíciles, como el proceso de racionalización de la estructura de la Compañía, pero sin duda necesarias, que han hecho que Caser recupere unas cifras de resultados cercanas a las obtenidas antes del paréntesis de 2012.